Ejercicio Aeróbico:
Tipo: Incluye actividades como caminar, correr, nadar o andar en bicicleta.
Frecuencia: Realizar al menos 150 minutos de actividad moderada a la semana, distribuidos a lo largo de varios días.
Intensidad: Mantener un ritmo que acelere el ritmo cardíaco y la respiración, pero que aún permita hablar mientras se realiza la actividad.
Entrenamiento de Resistencia:
Tipo: Incluye ejercicios con pesas, máquinas de resistencia, bandas elásticas o el propio peso corporal.
Frecuencia: Realizar ejercicios de resistencia al menos dos veces por semana, abarcando los principales grupos musculares.
Flexibilidad y Equilibrio:
Tipo: Incorporar ejercicios de flexibilidad y equilibrio, como estiramientos y yoga, para mejorar la movilidad y reducir el riesgo de caídas.
Frecuencia: Pueden realizarse de manera regular, incluso diariamente.
Supervisión y Adaptación:
Consultar con Profesionales de la Salud: Antes de iniciar cualquier programa de ejercicios, es crucial consultar con el médico o un profesional de la salud para asegurarse de que el plan sea seguro y adecuado para la condición individual.
Monitoreo Regular: Controlar los niveles de glucosa antes, durante y después del ejercicio para entender cómo responde el cuerpo.
Consideraciones Específicas:
Alimentación: Ajustar la ingesta de alimentos y posiblemente la medicación para evitar hipoglucemias durante o después del ejercicio.
Hidratación: Mantenerse bien hidratado antes, durante y después del ejercicio.
Calzado Adecuado: Usar calzado adecuado para prevenir lesiones en los pies, ya que las personas con diabetes pueden tener problemas circulatorios y nerviosos en los pies.