Recomendaríamos primero una valoración inicial en la que revisemos el estado de salud general del cliente y con el que pudiéramos descartar cualquier contraindicación que impidiese nuestra labor como entrenador. Si tales contraindicaciones se dieran, se derivaría a un médico.
En el caso de que no las tenga, se iniciaría una test de actividad física inicial y luego se implementaría un trabajo de manera que se incorpore una dificultad de manera gradual y se logre, sobre todo, adherencia al ejercicios, puesto que esto será lo que le va a proteger de las múltiples enfermedades coronarias que podrían derivarse de su inactividad en el futuro.